Los hermanos Marx.
El primer film de los hermanos Marx que aquí conocimos: Animal Crackers, me pareció, y todo el mundo lo consideró así, algo extraordinario: la liberación por la pantalla de una magia particular que las relaciones habituales entre palabras e imágenes no revelan comúnmente, y si hay un estado característico, un definido grado poético del espíritu que puede llamarse surrealismo, Animal Crackers participa plenamente de él.
Es difícil decir en qué consiste esta suerte de magia; es en todo caso algo no específicamente cinematográfico quizá, pero que tampoco pertenece al teatro; y solo algunos poemas surrealistas logrados, si los hay, podrían servirnos de términos de comparación. La calidad poética de un film como Animal Crackers respondería a la definición del humor, si esta palabra no hubiera perdido su sentido de liberación esencial, de destrucción de toda realidad en el espíritu.
Para comprender la originalidad poderosa, total, definitiva, absoluta (no exagero, trato simplemente de definir, y tanto peor, si el entusiasmo me arrastra) de un film como Animal Crackers y por momentos (al menos en su parte final) , como Monkey Business, habría que añadir al humor la noción de algo inquietante y trágico, de una fatalidad (ni feliz ni desdichada pero de difícil formulación) que se deslizaría a sus espaldas como la forma de una enfermedad atroz sobre un perfil de absoluta belleza.
Antonin Artaud.